El tren de la risa
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, pasará a la historia por comprar trenes que no caben en los túneles por los que deben circular. La “chapuza” sería un chascarrillo humorístico, de no ser por el quebranto económico que nos causa y los retrasos que genera en la puesta en marcha del servicio. Y es la punta del iceberg de una mala gestión, que quedó ya en evidencia con la inauguración de un tren en Extremadura, de supuesta alta velocidad, que resultó ser más lento que el caballo del malo en una peli del Oeste.
Pero, la cosa no acaba ahí. El Ministerio de Sánchez es también responsable del mal funcionamiento que los usuarios están sufriendo en el servicio de Cercanías de Madrid.
Hace unas semanas, se desató el caos en la estación de Atocha, cuando centenares de viajeros sufrieron las aglomeraciones que causó una avería que provocó retenciones en ocho líneas. Algunos usuarios, enfurecidos, expresaron su protesta golpeando los vagones e increpando a los conductores. Días más tarde, cientos de pasajeros, atrapados en la oscuridad de un túnel, tuvieron que abandonar el convoy caminando por las vías.
El consejero de Transportes del gobierno de Madrid, David Pérez, llevó el asunto a la Asamblea regional, para denunciar que no se trató de un problema puntual, sino de una situación habitual. En lo que llevamos de año, se han producido ya más de 230 incidencias. Y estamos solo a febrero.
Tal es el desastre, que hasta el alcalde socialista de Parla, Ramón Jurado, que es del mismo partido que Pedro Sánchez, se ha quejado del funcionamiento de la red ferroviaria y ha exigido al gobierno que tome medidas, ante el temor de que esa mala gestión le penalice en las próximas elecciones.
El Ministerio ha prometido que no tardará en adjudicar las obras para una nueva estación en Parla, que dará servicio a 35 municipios vecinos, pero pretende ubicarla en un descampado de difícil acceso junto a la plaza de toros, al Norte, en vez de hacerlo al lado del Hospital Infanta Cristina, al Sur, tal como propone el PP, y también muchos alcaldes de la zona, incluso socialistas, que prefieren esta ubicación al considerarla más operativa. Hasta buscando soluciones, los técnicos ministeriales incurren en un nuevo error.
Las chapuzas del Ministerio de Transportes no se limitan a no saber medir el tamaño de un túnel por el que no caben los vagones. Y pensábamos que “El Tren de la Risa” estaba solo en el parque de atracciones. Ya ven que no.