Vergüenza nacional

Pedro Sánchez se supera a sí mismo. No le basta con haber generalizado el descontento entre los españoles —cada vez más pobres, masacrados a impuestos, con dificultades para optar a una vivienda, con escasa seguridad jurídica y multitud de problemas que su gobierno no resuelve—, sino que, ahora, se ha encargado de arrastrar por los suelos la imagen de nuestro país en el exterior.
Es intolerable que el propio presidente haya jaleado públicamente a los ciudadanos para que se sumasen a las protestas contra una prueba ciclista de prestigio internacional, como es la Vuelta a España, en una algarada que culminó con violentos disturbios y la cancelación de la competición.
Los alborotadores que provocaron los incidentes no eran manifestantes, sino activistas agresivos —entre los que se identificó a individuos condenados por terrorismo de ETA y yihadistas que se habían desplazado a Madrid con la intención de boicotear el evento—, que arrastraron a esos otros que, de buena fe, creían que se estaban manifestando en favor del pueblo palestino.
La respuesta de Israel ante la masacre que perpetraron los terroristas de Hamás el 7 de octubre de 2023 está siendo desproporcionada. Lo que empezó siendo un legítimo derecho a la defensa se ha convertido en una matanza de inocentes palestinos, que son utilizados como escudos humanos por los criminales de Hamás.
Los israelíes, que han demostrado su capacidad de atacar objetivos hostiles de manera selectiva —cómo las explosiones de los buscas de los milicianos de Hezbolá en septiembre de 2024—, parecen ahora insensibles ante la cantidad de víctimas civiles que está causando su ofensiva. Y eso empieza a despertar recelos acerca de si, realmente, se trata de daños colaterales o de un objetivo en sí mismo, lo cual convertiría esa acción en un genocidio.
Lo que está ocurriendo en Gaza es intolerable y requiere una respuesta internacional que exija la inmediata liberación de los rehenes y el cese de las hostilidades.
Un presidente de gobierno no debe convertirse en un activista que alienta el boicot a Israel y flaco favor le hace Sánchez a la causa palestina con esos disturbios violentos y con la vergüenza nacional que ha despertado la difusión de esas imágenes de La Vuelta. Pero Pedro Sánchez, satisfecho por contar con una nueva cortina de humo que enmascara sus auténticos problemas, parece dispuesto a seguir con su escalada. Y su próxima meta volante es el Festival de Eurovisión.