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Cadalso de los Vidrios: mucho más que vitivinicultura

Cadalso de los Vidrios: mucho más que vitivinicultura

 

Amanece con nubes altas en un mes de julio que invita a disfrutar de los muchos rincones maravillosos con los que contamos en nuestra querida Sierra de Madrid.

Ubicado en un rincón idílico de la Comunidad de Madrid, en la cuenca media del río Alberche y a unos 80 kilómetros de la gran ciudad, se encuentra el encantador municipio de Cadalso de los Vidrios. Lugar al que nos dirigimos y que os pretendemos descubrir.

Se piensa que los primeros asentamientos datan de épocas íberas y celtíberas, pero es más probable que se formaran en la época romana. La historia del municipio está marcada por diferentes etapas, incluyendo la presencia musulmana durante más de tres siglos, hasta que fue reconquistado y reconstruido por Alfonso VI en el año 1082. En 1212, sus habitantes participaron en la batalla de las Navas de Tolosa. A lo largo de los siglos XII, XIII y XIV la villa recibió diversos privilegios reales. Más tarde, en 1777, nacía en el palacio de Villena Luis María de Borbón, hijo del infante don Luis Antonio de Borbón y nieto del rey Felipe V. Y ya, en 1833, pasó a integrarse en la provincia de Madrid.

Llegamos, pues, a este municipio donde la quietud y la calma parecen querer susurrarnos al oído sus secretos ocultos. Sus calles y viviendas de piedra, sus habitantes risueños, su majestuosidad y al mismo tiempo serenidad, nos transmite nostalgia de otras épocas y, cómo no, esa paz y tranquilidad que el urbanita busca con denuedo cada vez que se acerca a nuestra sierra madrileña. Sin duda, este pueblo contiene en cada rincón una historia que contar y nosotros queremos que las conozcas.

Así pues, dejamos el vehículo cerca de nuestra primera visita, el Palacio de Villena. Este palacio, declarado Bien de Interés Cultural, es una joya arquitectónica construida en el siglo XV que combina elementos románicos y renacentistas. Sus jardines del siglo XVI de estilo español, ahora parque municipal, albergan un estanque de piedra y ofrecen un escenario encantador para pasear y disfrutar del entorno.

Tras deleitarnos con su belleza, cruzamos la carretera para acercarnos a un agradable parquecito en el que encontramos la Fuente de los Álamos. Ésta, de origen musulmán del siglo XIII, es un pozo granítico de estilo ojival abierto en su parte frontal con un arco de medio punto y cubierta a cuatro aguas. Un lugar perfecto donde descansar y contemplar el idílico entorno arquitectónico. Pero nuestro descanso no puede durar, hay mucho que visitar. Dirigimos nuestros pasos bajo el velado sol, a la cercana Necrópolis y Yacimiento de la Mezquita. Este yacimiento arqueológico alberga restos de una iglesia románico-mudéjar del siglo XI-XII y un cementerio con tumbas del siglo XI con grabados masónicos, así como los restos de una torre, Sacristía y un pórtico, que no puede pasarse por alto si visitamos Cadalso.

Regresamos sobre nuestros pasos para poner rumbo al centro del municipio. No obstante, antes de llegar, hacemos un alto en el camino para contemplar un clásico de nuestros pueblos de la sierra, el Monumento al Cantero. Como es natural, se trata de un bonito homenaje a este tipo de profesionales que tanta importancia han tenido en todo el territorio. Continuamos, ahora sí, dejándonos perder por sus callecitas, pasando por el Arco de la antigua ermita de Santa Ana, de época de la Reconquista, siendo este el único vestigio que queda de la antigua ermita de Santa Ana. También por la Casa de los Salvajes o de los Austrias, una fachada de estilo Renacentista con un escudo heráldico que atrae gratamente nuestra atención. Llegamos así, a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Se comenzó su construcción en 1498 con piedras de la vieja muralla árabe. De estilo gótico-renacentista, está también catalogada como Bien de Interés Cultural y alberga importantes reliquias y obras de arte religioso.

Además de su rica historia y monumentos, Cadalso de los Vidrios también es conocido por sus vinos con Denominación de Origen de Madrid. Visitar una de sus bodegas, como la cooperativa del Cristo del Humilladero, es una experiencia enoturística única. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de una visita guiada para conocer el proceso de elaboración del vino, deleitarse con una cata de sus caldos y, por supuesto, llevarse a casa algunos de los productos de su amplio catálogo.

Llega la hora de regresar a la urbe y nos vamos con el regusto que siempre deja en el paladar un tesoro como Cadalso de los Vidrios, que merece ser descubierto. Su legado histórico y su patrimonio arquitectónico ofrecen un viaje en el tiempo, mientras que sus vinos y encantador entorno natural hacen que la visita resulte inolvidable e imprescindible.

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