Sumar, restar y dividir
Yolandísima nos amenaza con presentar el 8 de julio una "cosa" llamada "Sumar", que busca agrupar a todos los comunistas que, estando a la izquierda de Sánchez, no quieran seguir bajo las siglas podemitas. Lo llamo "cosa" porque entenderán que a estas alturas pretender que el marxismo pueda seguir alumbrando partidos políticos nuevos sería como querer reflotar el Titanic al día siguiente de su hundimiento.
Una ideología que ha producido la muerte de más de 100 millones de personas inocentes debería estar prohibida, y sus partidos ilegalizados. Han tenido varias décadas para demostrar su posible utilidad pública, y lo único que han demostrado es que siguen siendo una fuente inagotable de rencor, ruina y violencia. Marx debería compartir mausoleo con el marxismo, y quienes hoy lucen camisetas del Che Guevara y de Fidel Castro deberían sufrir un rechazo social idéntico al que sentimos por los batasunos cuando rinden homenaje a los asesinos etarras de su pueblo.
Pero la dilecta ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno cree que dejando Podemos en la estacada, dejando a Irene Montero y Ione Belarra con su frenopático ambulante, enterrando el recuerdo de Pablo Iglesias y creando una "cosa" nueva que esté cerca de Íñigo Errejón, ella puede erigirse en la Rosa Luxemburgo de esta España con la deuda pública desbocada y el paro en el 13%. Y lo llama "Sumar" aunque lo que realmente quiere es restar y dividir para ser cabeza de ratón.
Yolanda Díaz es un híbrido de doña Rogelia y la Pasionaria, en joven y estilosa, con más visitas a los salones de peluquería y depilación láser que a las bibliotecas. Habla raro y piensa mal, pero a diferencia de Montero y Belarra, sabe decir cosas que interesan al votante de izquierdas. Además, puede comerle la oreja al jefe de los empresarios y seguir pareciendo roja, por lo que su techo electoral es una incógnita. Piensen que en la España de hoy, con el CI de Pepiño Blanco, puedes presidir el Gobierno sin ningún problema.
El espectáculo podemoide en Andalucía, con varias candidaturas a cual más esperpéntica, ha debido convencer a Yolandísima de que es el momento de apartarse del cadáver de Podemos antes de que ella misma se empiece a poner morada. Y con la vista puesta en las generales de 2023, se dispone a disputarle a Sánchez el cetro del rojerío celtíbero, poniéndose laca de uñas mientras subraya "El Capital".
Votar comunismo en el siglo XXI es como llevar una pancarta del KKK a un acto en memoria de Luther King. No es provocador ni antisistema, es directamente una broma macabra. No puedo, por tanto, desearle éxito a Madame Desempleo en su nueva etapa política. Al revés, espero que de tanto restar y dividir, su plataforma "Sumar" se multiplique por cero.