¡Españoles… Franco ha vuelto!
No andaba desencaminado Fernando Vizcaíno Casas cuando, en 1978, publicó “Y al tercer año resucitó”, libro del que vendió cuatro millones y medio de ejemplares, y en el que relataba las ficticias andanzas de un Franco resucitado que, haciendo autostop ante el Valle de los Caídos, pretendía llegar al Palacio de El Pardo.
Al final ha resultado que no fue al tercer año, sino al cumplirse los cincuenta, cuando la profecía se ha hecho realidad. Y el artífice de tan milagrosa resurrección ha sido Pedro Sánchez.
El presidente del gobierno lleva años trabajando para lograr el prodigio: recurre al “francomodín” de manera habitual; exhumó los restos del Caudillo y los hizo volar en helicóptero, surcando los cielos de Madrid, para recordarnos a todos que el Generalísimo sigue con nosotros; y, no del todo satisfecho con ello, ha declarado que este 2025 será el “Año Franco” con más de cien actos en memoria de Su Excelencia.
Hay que agradecer a Sánchez sus denodados esfuerzos por persuadirnos de que esa “lucecita de El Pardo” sigue brillando y merece ser recordada. Quizá pretende convencernos de que, en contra de lo que diga la Historia oficial, le debemos a Franco cierto legado que no le hemos sabido reconocer.
En 1971, Richard Nixon, consciente de la proximidad del fin del franquismo, envió a Vernon Walters a entrevistarse con el Jefe del Estado español, con intención de averiguar qué podría pasar tras su muerte. El propio Francisco Franco le vaticinó el futuro: “El Príncipe será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga y qué se yo. Habrá grandes locuras, pero ninguna de ellas será grave para España”. El norteamericano le preguntó cómo podía estar tan seguro, a lo que el general contestó: “Porque yo voy a dejar algo que no encontré al asumir el gobierno de este país hace cuarenta años: la clase media española”.
Y es esa clase media, justamente, la que Sánchez parece querer destruir con sus decisiones de gobierno. Tal vez, el presidente necesita resucitar a Franco para que podamos valorar, en su justa medida, la venganza que está llevando a cabo: acabar con ese legado que dejó a los españoles.