Los madrileños no somos tontos
En los últimos meses los madrileños hemos padecido un fenómeno digno de ser analizado, cuando menos, por un equipo multidisciplinar de profesionales expertos -de los de verdad, no como los que supuestamente formaban aquel famoso comité de expertos del gobierno de Sánchez para hacer frente a la pandemia y que nunca llegó a existir o, al menos, ni estuvo ni se le esperó-. Ese equipo debería estar conformado por psicólogos, psiquiatras, sociólogos y politólogos, de modo que, sumando conocimientos y experiencia, pudieran explicar de forma conjunta, cómo políticos de la izquierda socialista-comunista de nuestro país, pretendían ganar unas elecciones en Madrid, insultando y hostigando a sus propios votantes. Curioso fenómeno, ¿verdad?
Insólito pero cierto. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez descendieron a la arena del ruedo político regional y no solo hicieron de la candidata Popular, Isabel Díaz Ayuso, la diana de sus ataques políticos y personales, sino que arremetieron una y otra vez contra el pueblo madrileño. A veces asestando insultos de forma directa y otras muchas veces, con acciones o inacciones orquestadas desde el Gobierno central, que han perjudicado la salud, la economía y el bienestar de los ciudadanos madrileños. Pueden contarse por decenas las trabas con las que la presidenta Ayuso tuvo que enfrentarse durante los meses más duros de la pandemia mientras el ejecutivo de Sánchez centralizaba el poder decretado por el Estado de Alarma. A la Comunidad de Madrid todo llegaba tarde, mal y nunca, por lo que el esfuerzo que tuvo que realizar el gobierno regional para contrarrestar la situación fue realmente ímprobo.
Resulta más que obvio que Sánchez ha castigado permanentemente a la Comunidad de Madrid. Un dato tangible y totalmente objetivo es que la región recibirá el 9,7% de las ayudas directas a empresas y autónomos, muy lejos de su aportación al PIB nacional (19,3%) y por debajo de su peso poblacional (14,3%). Este no es más que un ejemplo entre el amplio abanico de posibilidades que nos brinda su “interesada” gestión.
Pero ese revanchismo de patio de colegio, lejos de quedar en algo anecdótico, ha supuesto efectos reales sobre ciudadanos de carne y hueso. Emprendedores y autónomos arruinados, familias que por primera vez en su vida han tenido que aprender dónde se hallan las colas para obtener algo de comida con la que poder subsistir, trabajadores sin cobrar su prestación de los ERTEs y, sobre todo, personas que no tuvieron la oportunidad de vencer el maldito covid y se quedaron por el camino. Es importante que no olvidemos su nefasta gestión de la crisis sanitaria. Y es importante que recordemos las miles de vidas de compatriotas que se ha llevado por delante esta crisis sanitaria.
Tal vez Iglesias y Sánchez subestimaron a los madrileños. Pero madrileños somos todos: “cayetanos”, “tabernarios”, obreros, emprendedores, artistas, hosteleros, agricultores, médicos, niños, jóvenes, familias, abuelos… Los madrileños hemos sabido quiénes son los que tiran la piedra y escoden la mano y, por el contrario, quién ofrece sus dos manos abiertas para ayudar y sumar. Los madrileños no somos tontos… y todos a una hemos elegido libertad.
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