Amanece septiembre. Tras la última intensa ola de calor nos visita una devastadora DANA que se traga con su lengua de agua, puentes, carreteras, casas, pequeños comercios, cultivos y esperanzas. El gobierno regional ha solicitado al de España, la declaración del suroeste de Madrid como zona catastrófica. La devastación ha dejado imágenes desoladoras en pueblos del corredor de la carretera M-501, como Aldea del Fresno, Villamanta, Villamantilla, Villanueva de Perales, El Álamo y Navalcarnero, principales afectados. Entre Madrid y Toledo, la DANA ha dejado por el momento, tres personas fallecidas y varias desaparecidas.

Amanece septiembre, un año más. Y de su mano, llega la celebración de las Fiestas Patronales de muchos de nuestros pueblos y villas. Las plazas se engalanan con banderas que ondean con el suave viento de la madrugada, con farolillos y luces de colores, y mantones en las balconadas. Las peñas se preparan para dar vida a las calles y plazas ataviadas con sus camisetas de colores y los pañuelos anudados sobre la garganta. Son días para compartir y confraternizar en la calle, y los ayuntamientos se esfuerzan con ilusión para entusiasmar a sus vecinos con festejos para todos: para los niños juegos, música y atracciones para los jóvenes, actividades para compartir en familia o con amigos, charangas, comidas populares, torneos deportivos, actividades para los mayores y para los más taurinos, encierros por las calles y novilladas en las plazas.

Pero todos, niños, jóvenes, familias, mayores y peñas, se reúnen entorno a su patrón o su patrona, nexo de unión de todos ellos, y en el que convergen las raíces, el presente y el futuro de cada pueblo. El esfuerzo y la devoción de las Hermandades son el garante de la continuidad en el tiempo de los festejos más tradicionales arraigados a  su Cristo, a su Virgen o a su Santo. Estos días, especialmente, les ofrendan flores, les engalanan con mantillas y portando su imagen sobre los hombros, les procesionan por las calles contagiando la devoción a la multitud de vecinos que con fe, les acompañan.

Este mes de septiembre será especial. Y cuando nos asomemos a los ojos de nuestro Cristo, serán muchos los que le pidan por los pueblos vecinos que han perdido puentes, carreteras, casas, pequeños comercios y cultivos, para que no pierdan las esperanzas.