Por un futuro mejor
La Educación es la base del futuro. Ante la crisis de valores que sufre nuestra sociedad, que precisa de una profunda transformación, es urgente iniciar el proceso de regeneración. Y el primer paso de ese largo viaje es, sin duda, la recomposición de nuestro sistema docente.
Las comunidades gobernadas por el Partido Popular han puesto ya en marcha ese proceso, iniciado en Madrid por Isabel Díaz Ayuso, para minimizar los nefastos efectos que, en nuestros estudiantes, tendrá la Ley Celáa.
La LOMLOE desprecia la cultura del esfuerzo y permite pasar de curso con suspensos. El gobierno de Pedro Sánchez ha pretendido maquillar las cifras del fracaso educativo, no mejorando la cualificación de los alumnos, sino regalándoles aprobados, fomentando así la apatía y el desinterés de nuestros jóvenes hacia el conocimiento.
Una sociedad poco ilustrada es más fácilmente manipulable. Y unos ciudadanos escasamente cualificados son dócilmente controlables por el poder, que administra graciosamente subvenciones, en vez de alentar la iniciativa y el emprendimiento.
El futuro de una nación se sustenta en sus nuevas generaciones, en la formación de ciudadanos intelectualmente desarrollados, con capacidad de crecimiento y con espíritu crítico. Solo así podrán valorar las iniciativas de su gobierno y ejercer su capacidad de censurarlas o apoyarlas.
El voto democrático es la herramienta con la que contamos los ciudadanos libres para diseñar la sociedad en la que queremos vivir. Y nuestra capacidad para ejercer nuestro sufragio de manera sensata está directamente supeditada a nuestra competencia para valorar los aciertos o errores que puedan entrañar cada una de las opciones políticas que se presentan a unas elecciones.
Este 28 de mayo estamos llamados a las urnas para conformar gobiernos municipales y autonómicos. Y, a final de año, tendremos elecciones generales. De nosotros depende apostar por el modelo más adecuado, capaz de garantizar el crecimiento y la convivencia. Si optamos por mejorar la Educación, podremos abrir el debate acerca de otros asuntos como la Economía, la Sanidad, la Defensa, la Seguridad Ciudadana, la Igualdad, la Política Exterior o la Inmigración.
Todas las facetas de nuestra vida requieren de una reflexión sosegada. Y ésta solo es posible desde el conocimiento, la información, la capacidad de análisis, el espíritu crítico y la formación intelectual, aspectos, todos ellos, que emanan de nuestro nivel educativo.
Seamos sensatos. Apostemos por la mejora de nuestra Enseñanza. Solo así, podremos aspirar a un futuro mejor.