Buenos, generosos y amables
No pierdas el tiempo. Debes volver a lo básico. La crisis en la que estamos y en la que seguiremos un tiempo, marca la hora del liderazgo. Sí, ya sé que muchos se llenan la boca con estas palabras. Para la mayoría el liderazgo se mide por los resultados. En política, si ganas, da igual cómo lo hayas conseguido. En la empresa, si tus acciones suben de precio, da lo mismo lo que tengas que hacer para llegar a ese nivel de beneficios. Ese tipo de liderazgo es basura.
Forma parte de esa expresión del cínico Zuckerberg, el de Facebook, que afirma que le da lo mismo si algo no es ético, siempre que esté dentro de la ley. A partir de ahí, tenemos los escándalos que han afectado a su compañía, la venta de datos de sus usuarios, el tráfico con las identidades digitales de sus clientes. Eso no es un liderazgo.
Tom Peters dice que en su lecho de muerte recordará a su mujer, a sus hijos, y a la mujer que le limpió las gafas en un vuelo a Bombay. Esto sí es liderar. Ser buenos, ser generosos, ser amables. Todos te recordarán por cómo te has comportado en los momentos críticos. ¿Has sabido cuidar de las personas de tu equipo? Si algo se reprocha a quien nos gobierna es que no hayan sabido cuidar de los ciudadanos, de los equipos médicos, enfrentados a una pandemia atroz sin protección. Es la primera tarea de un líder.
Los líderes comen al final, es el título de un célebre libro sobre liderazgo. Si sabes cuidar de los tuyos, te seguirán hasta la última hora. De lo contrario, si pones por delante el dinero que vas a ganar, el ascenso que vas a conseguir, o la sacrosanta productividad, nunca esperes que te recuerden, nunca esperes que tengan el deseo de trabajar contigo, y de seguirte.