MUNDO ANIMAL | Resistencia a la insulina, enemigo a vencer
Me gustaría tratar un tema muy interesante y a la vez muy peligroso, que uno de los desencadenantes más frecuentes lo vemos en consulta a diario y a veces no se le presta la atención suficiente: la obesidad.
Esos perritos y gatitos que comienzan con sobrepeso, glotoncillos, a veces no tanto, sedentarios, quizás…. y que a la larga desarrollan un acúmulo de grasa subcutánea y de grasa perivisceral. Con esto no quiero decir, que hay que bajarlos tanto la dosis de alimentación que estén con hambre permanente. Hay que recurrir a dietas recomendadas para bajar peso, más bajas en grasa. Incrementar el ejercicio diario. Dejar unas horas entre comidas para que las células se regeneren y que no picoteen entre horas. En los gatos es diferente y ellos comen más veces al día que los perros, su dieta tiene menos hidratos de carbono y grasas y bastante más proteina, por sus características especiales. Recordad que un gato no es un perro pequeño.
¿Y por qué es tan peligrosa la obesidad? Porque es una de las causas más frecuentes de la resistencia a la insulina. Cuando un cuerpo está en ayunas o realiza un ejercicio intenso se produce una resistencia a la insulina fisiológica, esto quiere decir, que hay un pequeño almacén de glucosa para que el cuerpo desarrolle sus funciones normales y la glucosa llegue al cerebro, pero esto es a corto plazo.
La insulina es una hormona que se produce en una parte del pancreas y es la encargada de regular la glucosa (azúcar) en el cuerpo. Esta insulina es muy controladora y da ordenes al hígado de cuándo debe parar la producción de glucosa. También da ordenes al tejido graso para que no mande grasas a la circulación porque pueden llegar al hígado y producir un hígado graso. Es una hormona que regula el almacenamiento de energía y la producción de proteínas. Cuando un animal recibe su alimentación, la insulina es capaz de distribuir el azúcar por las células y que entren en el musculo, riñón, pulmones, cerebro… y lo que sobra se acumula en forma de grasa en el tejido graso subcutáneo. Es una llave que permite la apertura de las células y que entre la glucosa para formar energía.
La obesidad es una forma de inflamación silenciosa que, a pesar de no doler, ni llamar la atención, puede llegar a ser una asesina en potencia si encuentra las condiciones adecuadas.
Esta muy relacionada con la pancreatitis, diabetes tipo II, hipertensión, problemas cardiacos, dislipidemia, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia, enfermedades endocrinas como Cushing e hipotiroidismo, incluso cáncer.
Cuando existe una resistencia a la insulina, no puede abrir las células para meter la glucosa, bloquean su entrada, no puede parar la formación de glucosa por parte del hígado y no puede bloquear al tejido adiposo graso que libere ácidos grasos al torrente sanguíneo. El caos.
La glucosa se acumula en la sangre produciendo hiperglucemia. Si esto persiste en el tiempo de aquí a la diabetes tipo II solo hay un pasito… A la pancreatitis otro pasito… Al hígado graso…
Conclusión, no hay que asustarse, hay que poner medidas para prevenir. Para que ocurran estos cuadros a veces pasan años. Si desde el principio actuamos, muchos problemas los evitaremos. Estos cuadros también dependen del sexo, edad, raza y enfermedades concomitantes, pero la dieta y el ejercicio son primordiales.