Una de los motivos más frecuentes de visita a la clínica veterinaria son las diarreas. Existen diarreas simples y autolimitantes que no suelen durar más de 48 horas y donde nuestro peludo sigue alerta, juguetón, no hay fiebre y no esta deshidratado, que no requieren ningún tratamiento especial, salvo una dieta suave y unos probióticos. El problema está en esos casos donde aparece fiebre, vomitan, están apáticos o aparecen signos de deshidratación; estos animales requieren una terapia urgente. También hay que prestar especial atención a las diarreas hemorrágicas, a los signos de dolor abdominal agudo y a las posturas extrañas en estos casos.

Hay un poco de confusión, porque distinguir cuando son de intestino delgado o grueso parece ser complicado para el cuidador, pero en realidad suelen ser muy diferentes.

Lo primero en lo que nos fijaremos es en el volumen de las heces, si hacen muchas cacas y muy liquidas, pero pocas veces al día, normalmente son de intestino delgado. También pueden aparecer vómitos y pierden peso. Si por el contrario, hacen pocas cacas muy frecuentes durante el día, con forma o normales, con aparición de moco (cacas brillantes) e incluso sangre roja, pero rara vez pierden peso o vomitan, serán diarreas de intestino grueso. Es llamativo el ponerse en posición de defecar constantemente y no echar nada, a esto se le llama tenesmo.

¿Y cuales son las causas más comunes de diarreas? Las gastroenteritis por infecciones bacterianas, por virus y por parásitos. Consumo de alimentos no adecuados, pequeñas presas en descomposición, aguas residuales contaminadas, plantas… Haber ingerido algún cuerpo extraño (juguetes, piedras, palos…)

Tenemos causas endocrinas como enfermedades de tiroides, páncreas, riñón e hígado, que les causan diarreas. A esto hay que añadir los tumores intestinales, las reacciones alérgicas a los alimentos, las intolerancias a sustancias y medicamentos. Las reacciones inflamatorias, los aumentos de permeabilidad de forma crónica… Numerosas causas que como resultado provocan diarrea, independientemente de que sea de intestino delgado o grueso. Lo denominamos cuadro de diarrea crónica cuando dura más de 3 semanas. La mayor parte de las veces están combinadas ambas diarreas y llegan a ser verdaderos quebraderos de cabeza descubrir el origen. Es muy importante la edad del animal y su raza o genética, porque si es un cachorro debemos sospechar de parásitos, virus, cuerpos extraños… mientras que un animal de edad avanzada hay que descartar enfermedades endocrinas, tumores, etc. También tenemos razas predisponentes a intolerancias y alergias.

Las pruebas por las que debemos empezar son análisis de sangre y de heces. Si no obtenemos resultados concluyentes debemos descartar enfermedades infecciosas, tiroideas, pancreáticas y renales, también hacemos unos análisis específicos de vitaminas como la B9 y la B12 muy importantes en las diarreas crónicas. Son muy útiles las ecografías y muy poco invasivas, pero si seguimos sin llegar al diagnóstico tendremos que ir pensando en la endoscopia para tomar muestras y biopsiarlas, esto requiere de una anestesia general, pero muchas veces nos llevará al diagnóstico. No son raros los casos de pólipos en colon que se pueden extirpar por colonoscopia, los linfomas intestinales, las enfermedades inflamatorias crónicas (IBD)… Con radiografía valoramos cuerpos extraños duros. Es decir, vamos descartando a través de pruebas hasta llegar al diagnóstico. A veces son casos muy complicados y requieren mas tiempo de estudio y otras veces con pocos análisis se llega a  determinar su origen y tratamiento. Esto solo lo puede valorar un profesional veterinario.