CUESTIÓN DE RESPONSABILIDAD | ¡Estudien español y déjense de cosas raras!
Parece mentira que a estas alturas de la vida no sepamos, ni distingamos, disponer una de las mayores riquezas que tenemos en nuestro país. Es más, en el momento que podemos, nos encanta pisotear y patear nuestro vocabulario patrio.
Aún recuerdo cuando el armador del barco pesquero vasco Alakrana, secuestrado por la piratería somalí, llamó pidiendo el auxilio de nuestras Fuerzas Armadas. ¿Recuerdan en qué idioma se dirigió al mando de la Fragata Canarias que acudió en su ayuda?, pues sí, en español y no en vascuence.
No podemos ser más torpes que en discutir que el español, nuestra lengua, no sea la lengua vehicular en todo el territorio. Las transferencias que se hicieron en materia de enseñanza a determinadas Comunidades Autónomas, como por ejemplo, Cataluña, se pasan por “el forro”, directrices tan sensibles como obligatorias para su cumplimiento, como la Sentencia del Tribunal Supremo en el que se manifestó de forma meridiana: “El castellano es lengua vehicular de la enseñanza en todo el Estado y las lenguas cooficiales lo son también en las respectivas comunidades autónomas, de acuerdo con sus Estatutos y normativa aplicable".
Así lo recuerda y confirma el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJCat) sobre el decreto 119/15 del Departamento de Enseñanza de la Generalitat de ordenación de las enseñanzas de la Educación Primaria. Pues sí, aunque no se lo crean el Gobierno Catalán separatista omitía toda referencia al castellano.
Y es que resulta de estúpidos renunciar a un idioma, tan rico como antiguo (universal), hablado a fecha actual, por un total de 580 millones de personas en el mundo, el 7,6% de la población mundial. De ellos, 483 millones –tres millones más que hace un año– son hispanohablantes nativos, lo que convierte al español en la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes.
¿Se acuerdan lo que ocurrió en la Torre de Babel?
La Torre de Babel cuya autoría se atribuye tradicionalmente a Moisés (Libro Bíblico del Génesis). Los descendientes de Noé, como únicos seres humanos del planeta, se desplazaron hasta la llanura de Senar (Babel), todos hablaban un solo idioma, y decidieron construir una torre tan alta que llegara al cielo.
Ardua misión para la mente humana. El dios de Noé (Yahveh) al observar la edificación, decide que los habitantes hablaran diferentes lenguas y así abandonaran la construcción y se esparcieran por toda la Tierra.
Se imaginan ustedes hoy día, ¿les gustaría que cada uno hablara una lengua diferente en un mismo territorio? En fin, pónganse las pilas con este tema que, desde luego, puede conllevar a unos problemas futuros, -que empiezan a ser presentes-, que no harán otra cosa que entorpecer más aún, nuestra deteriorada convivencia.
Hablen el idioma o la lengua que quieran donde residan, pero olviden y aprendan además el español. Tengan en cuenta que jamás podremos llegar hasta el cielo. Goodbye!
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