¡Viva la Guardia Civil!
Txakurras les llaman. Perros. Quizás ignorando que esos son los animales más fieles, que nunca traicionan. Pero los que siembran el odio, los que fomentan la división, son el auténtico virus de la pandemia que sufre España. La que provocan aquellos activistas del separatismo que, primero con bombas y pistolas, y ahora con desprecio y discriminación, se manifiestan, año tras año en Alsasua, exigiendo que la Guardia Civil sea expulsada de Navarra.
Se trata de una jornada de acoso y humillación contra la Benemérita, a la que bautizaron como Ospa Eguna, el día del adiós. La celebran ante la absoluta pasividad de la delegación del gobierno. Y algunos miembros de ese Ejecutivo, como Pablo Iglesias e Irene Montero, cuya lujosa mansión permanece protegida por numerosos agentes, no abren la boca para defender a nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Tenemos un vicepresidente del gobierno que reconocía emocionarse al ver cómo los violentos pateaban la cabeza a un policía. El mismo Pablo Iglesias que dice que los hijos no tienen que pagar por la profesión de sus padres, cuando son sus vástagos los aludidos por protestas ciudadanas, pero que siempre justificó el acoso violento contra otras familias, considerando que esos escraches eran jarabe democrático. El mismo dirigente político que no se inmutaba cuando eran los críos de los guardias civiles los humillados y señalados públicamente en Cataluña, País Vasco o Baleares por ser hijos de sus padres.
Solo los perros rabiosos se revuelven contra los suyos. Y únicamente los que fomentan el odio y siembran la discordia arremeten contra nuestros servidores públicos, garantes de nuestras libertades democráticas y derechos jurídicos.
Pablo Iglesias decía que la policía no protege a las personas, que sus miembros son matones al servicio de los ricos. Él sabrá por qué decía tales cosas. Él es quien tiene su mansión blindada por agentes del orden para evitar que algún ciudadano pueda incomodarle a él y a su familia. Efectivos de la Benemérita y de la Policía Nacional, que cumplen con su deber sin que su opinión personal acerca del protegido cuestione el cumplimiento de sus órdenes.
Gracias a todos ellos por cuidar de nosotros sin preguntarnos credo, ideología o condición.
¡Viva la Guardia Civil!