Vuelven los toros a Móstoles
Después de diez años de ausencia, Móstoles recupera los festejos taurinos. El domingo 28 de abril, con motivo de las fiestas del 2 de mayo, su plaza contará con un cartel de lujo gracias a un hombre valiente, el empresario taurino Rafa Ayuso, que hace lo que otros no se atreven a hacer, apostar por plazas que fueron emblemáticas, pero que, por avatares del destino, vieron sus tendidos vacíos y sus alberos huérfanos de festejos.
Medina del Campo, San Martín de Valdeiglesias y tantos otros cosos, como ahora el de Móstoles, le deben a este empresario el poder recuperar esa seña de identidad. Y lo hace arriesgando: arrimándose y adornándose. Porque no se limita a cubrir el expediente con deshechos de tienta, sino con grandes figuras cuyos nombres se disputan los carteles de las grandes citas taurinas: Talavante, que ha abierto cinco veces la puerta grande de Las Ventas; Cayetano, miembro de una emblemática dinastía; y Gonzalo Caballero, un valiente que ha mirado de frente a la muerte, que sabe que el coraje no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de superarlo, y que ha seducido al público, no solo por sus agallas ante los morlacos, sino además por su gran corazón, que abre de par en par en el ruedo y también en la vida.
Gonzalo, que cuando tenía 25 años vio morir a su padre, demasiado joven, a causa del cáncer, no duda en cargar la suerte contra esa enfermedad. Cuando conoció a María, una niña de once años con Sarcoma de Ewing, decidió “echar la pata p’alante” y liderar un proyecto solidario, “la sonrisa de María”, que no solo ha devuelto el brillo a la mirada de la pequeña, sino que ha abierto la esperanza para muchos niños enfermos, recaudando fondos para la investigación biomédica del Hospital Infantil Niño Jesús.
El toreo es como la vida. Ante los desafíos hay que parar, templar y mandar. Hay que abrir el compás, pero siempre “p’alante”, mirando a los ojos al peligro, sintiendo el amargo sabor del miedo, porque es eso —el temor a perder lo más valioso, el respeto ante la amenaza— lo que construye nuestro coraje, lo que define a un hombre valiente.