De la izquierda y sus cortinas de humo
Si al presidente del gobierno los presupuestos le duran menos de 24 horas, que es lo que le pasó cuando el Banco de España rebajó al día siguiente de su aprobación el crecimiento contemplado en los mismos, hablamos de los cánticos (desafortunados) de unos chavales en un colegio mayor madrileño. El caso es desviar la atención. Podemos, el partido más infantil y totalitario de nuestro país, no tardó en seguir la cortina de humo. Los mismos del “arderéis como en el 36”, los mismos que impidieron en su día a Rosa Díez o a Leopoldo López hablar en la universidad pública, los mismos del asalto a la capilla de la Complutense, han pedido la condena de los chicos en el Congreso.
Si Sánchez anda en caída libre en las encuestas, nada como arremeter contra Los Meconios e Infovlogger por una canción-parodia que tiene ya más de 3 años y que en absoluto pide volver al fratricidio que supuso la Guerra Civil. Qué más da. Los comunicadores afectos a la causa intentarán hacer el resto. El resultado, evidentemente, no puede ser otro más que lanzar a la fama a los señalados por Echenique. Conviene que haya tensión, decía Rodríguez Zapatero.
Se trata de señalar lo que el populismo sanchista considera que es el “no pueblo”, mientras se sueña con una sociedad utópica y homogénea; una comunidad de partido único (o frente popular) reconstruida sobre valores universales tergiversados. Totalitarismo.
Lástima que a veces desde la derecha, como ha sucedido en Madrid con el numerito de Vox pidiendo una comisión de estudio de las residencias de mayores, se le haga el juego a la extrema izquierda. Cortinas de humo como estas las veremos en infinidad de ocasiones de aquí a las elecciones generales. Ojo con ello.