Galicia: gana Feijóo, pierde Sánchez
En Galicia ha ganado Feijóo y ha perdido Sánchez. Y eso tiene su aquél, teniendo en cuenta que ninguno de los dos se presentaba a esos comicios autonómicos. Alberto Núñez Feijóo ha resultado ser el vencedor porque, después de haber cosechado cuatro mayorías absolutas consecutivas en Galicia, su sucesor, Alfonso Rueda, ha revalidado la quinta, lo cual viene a reforzar la posición del líder nacional del PP que aspira llegar a la Moncloa. Una derrota en su histórico feudo hubiera sido interpretada como un fracaso personal para él, aunque no fuera el candidato.
Y el desastroso resultado del PSOE —el peor de su historia en esa región— no es achacable al cabeza de lista, José Ramón Gómez Besteiro, que únicamente intentaba salvar los muebles ante la nefasta gestión de Pedro Sánchez, cuyas mentiras, decisiones salomónicas y constantes concesiones a los enemigos de España le han convertido en el dirigente más tóxico que ha conocido nuestro país desde Fernando VII.
Sánchez —un auténtico equilibrista en la cuerda floja de la política— siempre ha creído que sus fechorías pueden permanecer impunes. Hasta la fecha, nada de lo que ha hecho le ha pasado factura: ni sus indultos a los golpistas de Cataluña, ni blanquear los asesinatos del ETA, ni reformar el Código Penal a medida de sus socios, ni su ley del “solo sí es sí”, ni su sumisión ante Marruecos o su afición a volar en Falcón mientras nos recrimina a los demás que encendamos la calefacción cuando hace frío. Pero en Galicia, los ciudadanos le han cortado el paso. El resultado en las urnas le ha venido a decir que esos juegos malabares que está haciendo con la amnistía —que pone en cuestión todo nuestro marco constitucional— es algo inaceptable en un Estado democrático.
Capítulo aparte merecen los radicales de Sumar y de Podemos, que se quedan fuera del arco parlamentario. Entre ambas formaciones juntas han obtenido menos votos que Vox. Aunque la formación de Santiago Abascal tampoco ha obtenido representación, por lo que debería replantearse su política de constante hostigamiento al PP, que sigue siendo su único aliado natural. Y atención a la entrada en el parlamento gallego de Gonzalo Pérez Jácome, que viene a demostrar que pequeños partidos locales, como Democracia Ourensana, siguen atomizando nuestro escenario político. Algo nada conveniente en un momento en el que hace falta unidad para desalojar del poder a un Pedro Sánchez que se ha convertido ya en el peor enemigo de España.