MUNDO ANIMAL | Vamos, levanta ese culo…
Hoy quisiera rendir homenaje a todos esos perros que a pesar de pasar por circunstancias muy adversas...
Y con historias muy complicadas, con la implicación de la maldad del ser humano -en algunos casos-, situaciones inesperadas o fortuitas -en otros casos-, han superado los obstáculos y siguen hacia delante con alegría, con afán de superación y para ellos, cada día que pasa es un regalo. Mi artículo “Vamos, levanta el culo…” lo escribo en agradecimiento a mi amiga María y a todos sus “paraplejis” con los que convive día a día. Ese es el lema de su protectora y creo que esta frase representa muy bien a todos ellos. Atrás quedaron mis miedos, hace años, con mi adorado perro Mikel, con una enfermedad degenerativa de cadera y mis sueños de que a España llegaran sillas de ruedas para perros, como las que veía en una serie americana, donde un bulldog en silla de ruedas hacia las delicias de su protagonista. El destino hizo que un día cruzara por la puerta de mi clínica un ángel, que se convertiría al poco tiempo en una de mis grandes amigas, María. Ella cambió su vida por cumplir sus sueños. Cuidar y proteger a perros paralíticos. Perros a los que no les daban una segunda oportunidad. Perros que no tenían cabida en nuestro mundo, en el que estamos encadenados a la falta de tiempo y a nuestros conceptos arcaicos de que un perro parapléjico no puede ser feliz. Nos escudábamos en la frase “Pobrecito, si es mejor sacrificarlo para que no sufra…” Que osado es el desconocimiento…
Allí estaba ella para enseñarme cómo un perro en silla de ruedas era un perro absolutamente feliz y completo, a pesar de que a alguno le faltara una pata, incluso dos y hasta casos más severos… Casos de columnas seccionadas por maltrato, atropellos, algunos abandonados en cunetas durante días con lesiones medulares que de no ser intervenidas rápidamente, quedan irremediablemente paralíticos, incluso perros con displasias severas a pesar de ser jóvenes, o perros mayores con artrosis muy avanzadas que necesitan un carrito para moverse. Todos ellos forman parte de la asociación Bichos raros, que fundó María, ahora un referente en España.
Cada día hay más personas implicadas y aunque hace años, solo podía conseguir dar adopciones en algunos países de Europa (que eran más adelantados), hoy en día tiene muchas adopciones en España y casas de acogida. Solo os puedo decir que el amor de estos animales es infinito, que sus historias de superación son increíbles, que ellos son maravillosos. ¿Cómo puede existir tanto amor después de tanto sufrimiento? Ellos van en sus sillas de ruedas, corren, juegan, se divierten y son felices sin limitaciones. Muchas veces la limitación la ponemos nosotros en nuestra mente.
Ayer atendí a Carla, la perra de la foto y me di cuenta, de lo profundamente agradecida que estaba yo, de poder atenderla. De poder tratar su infección urinaria para que se sintiera mejor y calmar sus heridas para aliviarla y con el amor que me miraba, “indescriptible”. Me gustaría que no pensarais cada vez que veáis a un “perrete” en silla de ruedas eso de “qué pena…” Son perros felices, no lo olvidéis y se merecen sus segundas oportunidades, como nos las merecemos todos. Somos One Health.