MODA | El nuevo cliente de moda masculina: cómo compra el hombre
El hombre está perdiendo respeto a las nuevas tecnologías y practica más usualmente el acto conocido como showrooming.
Hoy el hombre compra más moda, pero con una premisa: ahorrar tiempo y dinero. Este es un cambio claro de tendencia, producido, sin lugar a duda, por la crisis que hemos vivido durante casi una década acrecentado y agudizado por el coronavirus. Dicha crisis ha dejado tras de sí un nuevo modelo de consumo. Es menos impulsivo y más racional. Se nota no solo en la moda, se ha trasladado a todos los ámbitos de consumo, incluido la alimentación. Antes se hacía la compra una vez al mes, ahora se va al súper uno o dos días a la semana.
El ordenador es un gran escaparate global, y las redes sociales cada día más influyentes. Nadie sale de compras sin haber comprobado y mirado modelos y precios en diferentes tiendas online para terminar, sobre todo el hombre, más reticente a la compra online, comprando en la tienda física. Pero saliendo de casa con la idea clara sobre el modelo, color, características y prestaciones de la prenda que quiere. El teletrabajo, que parece que ha venido para quedarse, aunque poco a poco recuperaremos la normalidad, por el bien de todas las cadenas de la economía, ha hecho que los hábitos de consumo de los hombres hayan cambiado.
El modelo fast fashion, también llegado a la moda de hombre, ha impulsado las ventas entre los hombres. Las renovaciones continúas de colecciones, a diferencia de antes donde sólo había dos, revitaliza la visita a la tienda del mismo cliente. Hemos pasado de las clásicas colecciones de otoño/invierno y primavera/verano, a renovar las colecciones una vez al mes y en algunas ocasiones, colecciones capsulas cada quince días.
Sube considerablemente la venta de prendas sport y casual. Es la prenda exterior más vista y lo primero que se ve cuando vas a algún lugar. Al cruzarte con alguien, el primer impacto visual es fundamental. Esos primeros diez segundos son decisivos para nuestra propia marca personal. Eso hace que se cuide cada día más la imagen del hombre elegante. Y la elegancia ha pasado de ser solo vista por americana y traje por otro tipo de prendas más funcionales y cómodas.
El comercio electrónico batió records el año pasado en España y este no parece que vaya a cambiar. El hombre está perdiendo respeto a las nuevas tecnologías y practica más usualmente el acto conocido como showrooming, es decir, visitar la tienda física, probar, tocar y terminar comprando en la web, o viceversa. Ahora el precio se ha convertido casi en una obsesión, y cada día se acentúa más, sobre todo arrastrado por las grandes marcas de distribución textil que han revolucionado el mercado con bajos precios haciendo confundir al cliente. El cliente ha pasado de valorar la calidad de la prenda, la confección, el tejido, el diseño….y valorar que una buena prenda, y además, fabricada en España tiene un coste, a solo querer comprar producto barato donde todas estas virtudes, por motivos obvios y que no merecen la pena explicar, no pueden tener. En todas las calles comerciales, centros comerciales y núcleos urbanos de atracción turística se ha implantado las mismas marcas, haciendo desaparecer muchas enseñas locales que generan riqueza y puestos de trabajo en España.
En internet busca los mejores precios y ofertas, productos con rebaja durante todo el año, y en las tiendas físicas está pasando exactamente igual haciendo difícil la supervivencia.