Hoy 19 de octubre, celebramos el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, y desde el Ayuntamiento de Alpedrete, en reconocimiento a todas esas mujeres que han luchado y las que aún hoy siguen luchando por vencer esta enfermedad, queremos compartir el testimonio de una vecina del municipio, que en primera persona nos cuenta su experiencia acompañando a su madre en la lucha contra el cáncer . Muchas gracias por compartirlo.

Esperamos que este testimonio sirva de esperanza y fuerza para las que hoy se encuentran luchando por superar esta enfermedad y también para sus seres queridos.

«Alpedrete, 19 octubre 2021

Cuando el cáncer de mama llama a tu puerta, te das el gran susto de tu vida. Si además, este afecta a la persona que más quieres en el mundo y tú tienes diez años, la cosa empeora.

En el verano de 1995 había mucho revuelo en casa, aunque yo no sabía muy bien por qué. Todos estaban tristes, preocupados, nerviosos, y mi madre lloraba a escondidas. A veces no sabes si hacerte la tonta o decirles que te cuenten la verdad porque sientes que te están engañando.

Esa primera operación salió muy bien. Bueno, bien; mastectomía parcial del pecho izquierdo, radioterapia y quimioterapia. Nunca había visto a mi madre tan asustada y a la vez con tantas fuerzas y ganas de luchar y vivir.

Con cada revisión, pasábamos un calvario por si el terrible “bicho” aparecía. Cuando más tranquilos estábamos porque, aparentemente, había muy pocas posibilidades de que volviera a aparecer, tras cinco años, allí estaba de nuevo, en el trocito de pecho izquierdo que quedaba. Vuelta a lo mismo: lloros, preocupación, miedo, mucho miedo, tratamientos, quimioterapia, radioterapia, pérdida de cabello, vómitos, cansancio y dolores, pero también nuestra fuerza y ganas de luchar.

Mi madre superó como una campeona por segunda vez un cáncer de mama, pero cinco años después, de nuevo el cáncer llamó a nuestra puerta. Se había vuelto a reproducir. Esta vez en el pecho derecho. ¡Madre mía, esto es una pesadilla! ¿Nunca nos va a dejar en paz?

Esto se ha repetido hasta en cinco ocasiones. La última vez fue la más dura para mí porque yo también iba a ser mamá.

La casualidad quiso que le programaran una mastectomía radical el mismo día que iba a nacer mi hija por cesárea, y ¿sabéis qué? Que yo me negaba a que uno de los días más felices de mi vida se viera empañado por un “bicho” asqueroso. Afortunadamente yo pude cambiar el día de mi intervención para cuatro días después y así poder estar a su lado. Yo con mi inmensa barriga, junto a mi familia, y ella con el miedo reflejado en sus ojos.

Os confieso que yo tenía mucho más miedo que ella, pero rendirse en nuestra familia nunca ha sido una opción, y que nosotros llorásemos no le hacía bien a ella, que era la verdaderamente importante.

Cuando mi madre despertó, lo primero que hizo fue tocarse el pecho y ya no tenía ninguno de los dos, pero eso no la impidió, cuatro días después, estar al lado de mi cama en el hospital, dándome la mano a mí y la bienvenida a su nieta. La llegada de mi hija fue un momento maravilloso, pero que mi madre no pudiera tenerla en sus brazos me partía el corazón.

De esta última operación hace hoy siete años, y aunque seguimos con miedo cuando llega cada revisión, sabemos que pase lo que pase lo afrontaremos juntos.

Para nosotros, el 19 de octubre es un día muy especial porque celebramos LA VIDA y damos gracias a Dios por dejarnos estar junto a mi madre, aunque sea conviviendo con el cáncer. Con esta historia lo que pretendo es animaros a las que lo estáis pasando mal y a vuestros familiares.

Nunca hay que perder la fe y la esperanza. Afortunadamente estamos rodeadas de profesionales maravillosos y os lo digo yo, que llevamos con el “bicho” en casa desde hace 26 años.

Como dice una canción que nos encanta y que tiene mucho significado para nosotros… “mi madre es como una paloma, nunca dejará de ser ave aunque tenga un ala rota”. Y aunque a veces tenga miedo, no dejaremos nunca de luchar a su lado porque ella es la chica más valiente del universo.»