Casa Alberto. 6 años para cumplir los 200 años

Casa Alberto era una sencilla taberna que despachaba vinos acompañados por huevos duros, bacalao seco,…
Actualmente, Casa Alberto es un defensor entusiasta de la rica y saludable gastronomía madrileña, pero aportando un toque de vanguardia a esa cocina de la mano de su chef Mario Pilar Quiroga.
Entre las especialidades reconocidas de Casa Alberto:
SUS CLÁSICOS:
- Los Callos, Caracoles a la Madrileña, Manitas de Cordero, Rabo Estofado, Carrillada de Ternera, Bacalao a la Madrileña y Guiso de Morro de Ternera con Bacalao.
PLATOS VANGUARDISTAS:
- Pulpo a la Brasa sobre Hummus y Vinagreta de Tomate, Pencas de Acelgas a la Madrileña, Foie con Pistachos y Mango y Solomillo de Ternera Marinado con Ali-Oli de Manzana, Milhojas de Wanton de Pato Confitado con Salsa Gorgonzola.
SUS POSTRES:
- Nuestra Tarta de Queso al Horno, Bartolillos de Crema con Helado de Turrón, Leche Frita con Natillas y Frambuesa, Torrija con Helado de Arroz con Leche y Milhojas de Mango con Helado de Violeta.
Todos los platos pueden degustarse en barra, sin olvidar nuestras famosas tapas en una de las barras más antiguas de Madrid.
HISTORIA DESDE 1827
La historia de Casa Alberto es la historia de Madrid y la de España. Por estas mesas pasan y han pasado grandes personajes.
Muchas de estas vivencias en torno a la buena mesa las hemos recopilado en este libro, que puede descargar aquí mismo, haciendo click aquí.
Casa Alberto es una taberna centenaria, pletórica de remembranzas literarias, teatrales y taurinas, donde se degusta la excelente cocina madrileña tradicional. Se fundó en el año 1827, según consta en la placa colocada por el Ayuntamiento de Madrid en el suelo de la entrada al local. De aquel tiempo es el edificio actual, construido sobre otro anterior, de mediados del siglo XVI, que fue donde vivió D. Miguel de Cervantes.
La taberna estuvo regentada por segovianos, que se fueron sucediendo al frente del negocio entre familiares y conocidos. Las familias Sanz, Pesquera y de Dios procedían del norte de Segovia. A finales del siglo XIX, en Madrid tuvieron un gran dinamismo los cafés y los teatros. Abundaban los músicos callejeros, los traperos y las floristas. Muchos madrileños que visitaban el Museo del Prado (fue creado oficialmente en 1819) iban después a tomar algo al barrio.
En 1924 se consiguió que la taberna viviera varios años de esplendor. Gente “chic”, paseantes y oficinistas disfrutaban con las nuevas y variadas tapas, como los arenques o el bacalao seco. El vermut se fue haciendo sitio poco a poco entre los madrileños como la bebida del aperitivo; era la bebida más frecuente el vino de Valdepeñas que venía en pellejos de vaca. Después, se pudo servir marisco y pescado gracias al ferrocarril que lo traía fresco a Madrid: almejas guisadas, ostras, cangrejos cocidos, anchoas, quisquillas…
Las vicisitudes de una taberna centenaria como Casa Alberto han ido parejas al paso del tiempo. Pero hay una preocupación constante en los distintos taberneros que la han regentado: mantener el sabor y cierto casticismo madrileño, adaptándose a las posibilidades y a las exigencias de los clientes.
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