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Café Gijón, La partitura interminable

Café Gijón, La partitura interminable

Los Cafés literarios, como el Gran Café de Gijón, constituyen algo más que un café tradicional. Son instituciones culturales, símbolos de la ciudad que les alberga, son repúblicas de sueños para los artistas, los creadores, para los intelectuales..

El Gran Café de Gijón fue fundado en la primavera de 1888 por el emprendedor y nostálgico gijonés Don Gumersindo García, que bautizó a su negocio, ubicado entre la Cibeles y Colón en el Paseo de Recoletos número 21 de la llamada Villa y Corte de los Milagros, Madrid, con el nombre de la ciudad que le vio nacer. Aquel asturiano escribió las primeras notas musicales de este Café, cuya composición continúa escribiéndose bajo la dirección de nuevos “músicos”, los nuevos regentadores.

El local estaba dividido en dos partes. En uno de los lados se servía el café a los clientes que llegaban en carruajes hasta la puerta, en el otro lado estaban las cocheras. Lo que no se podía figurar el fundador es que con el tiempo el gran Café de Gijón llegaría a ser celebridad, una institución, el Café más famoso de España, uno de los Cafés más prestigiosos del mundo, incidiendo en la vida sociocultural de los avatares de España.

El Gran Café de Gijón fue fundado en la primavera de 1888 por el emprendedor y nostálgico gijonés Don Gumersindo García, que bautizó a su negocio, ubicado entre la Cibeles y Colón en el Paseo de Recoletos número 21 de la llamada Villa y Corte de los Milagros, Madrid, con el nombre de la ciudad que le vio nacer. Aquel asturiano escribió las primeras notas musicales de este Café, cuya composición continúa escribiéndose bajo la dirección de nuevos “músicos”, los nuevos regentadores. El local estaba dividido en dos partes. En uno de los lados se servía el café a los clientes que llegaban en carruajes hasta la puerta, en el otro lado estaban las cocheras.

Lo que no se podía figurar el fundador es que con el tiempo el gran Café de Gijón llegaría a ser celebridad, una institución, el Café más famoso de España, uno de los Cafés más prestigiosos del mundo, incidiendo en la vida sociocultural de los avatares de España.

En 1914 D. Gumersindo traspasó el negocio a un peluquero extremeño que tenía una barbería en la calle Almirante Don Benigno López Jabato, quien se puso al timón de su nuevo trabajo y a escribir en la partitura de la historia del Café. En seguida intuyó que iba a ser un próspero negocio. Encargó la primera reforma del Café en 1925, obra realizada por el arquitecto Laorga. Quien decora la fachada e incorpora una puerta giratoria. Suprimió las cocheras ampliando el Café.

Por aquellas fechas del traspaso del Café se tiene la constancia de que llegó al Gijón la mismísima Mata-Hari. Ya habían pasado parroquianos clientes tan famosos como Benito Pérez Galdós, con sus bigotes de gato literario, sus amantes y sus cuartillas de escritor debajo del brazo, José Canalejas, Santiago Ramón y Cajal, Ramón María del Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Julio Romero de Torres… Con su presencia escribieron notas musicales en la partitura interminable del pentagrama del ilustre Café Gijón.

Al morir Don Benigno López, la viuda Doña Encarnación Fernández se hizo cargo del negocio hasta su muerte en 1970. Fue bajo la tutela de esta valiosa mujer cuando el literario y artístico Café vivió sus años más gloriosos, y en el pentagrama de la historia del Café se escribieron las notas musicales más bellas y aplaudidas.

Doña Encarnación, como luego su hija Doña María López Fernández, supieron atraer a su Café toda una célebre ilustre clientela, un lujo de tertulianos, siempre por su acertada dirección del negocio, facilitando que la historia del Café Gijón se fuera escribiendo con tinta de leyenda, con todos aquellos parroquianos la flor y nata social, artística y cultural del Madrid de sus épocas, aglutinando en las tradicionales tertulias a los componentes que le han hecho célebre al Café Gijón.

Las primeras tertulias fueron monopolizadas por los hombres: Federico García Lorca, Dalí, Buñuel, Ignacio Sánchez Mejías, se les llegó a unir Rubén Darío… Rafael “El Gayo”, el gran Ramón Gómez de la Serna, Benlliure, Soroya, Eugenio D´ors, Jardiel Poncela, Pedro Muñoz Seca, Arniches. El Gijón albergó a las primeras trasgresoras: Maruja Mallo, María Blanchar, Celia Gámez… y las primeras tertulianas escritoras: Mercedes Fornica, Carmen de Mora, Angelina Gatell, Adelaida Las Santas, Elena soriano.

La vida del Café se iba intensificando. Al Café iban los escritores a buscar calor e inspiración. Se citaron pintores componentes de la Escuela de Vallecas, la Escuela de Madrid, como posteriormente lo haría los del grupo El Paso. Tras la Guerra Civil salió el primer movimiento literario de las mesas del Gijón por los componentes de Nueva Juventud Creadora, que lo componían: José García Nieto, Jesús Juan Garcés, Pedro de Lorenzo, Eugenio Mediano. A ellos se les fueron uniendo Camilo José Cela, Eusebio García Luengo, Pancho Cosío, Antonio Buero Vallejo y la mayoría de los componentes de la llamada Generación Perdida, la de los 50. La tertulia acabó siendo presidida por Gerardo Diego durante varias décadas. Por esa tertulia, llamada de los poetas, han pasado los más ilustres poetas del solar patrio.

En 1949 se llevó a cabo una nueva reforma realizada por el arquitecto Carlos Arniches, hijo del célebre Sainetero, incorporando al salón cuatro espejos fijos a las paredes para que se reflejasen los ya muchísimos ilustres clientes. El Café logró su gran auge. En aquel mismo año de la reforma Fernando Fernán Gómez creó el premio de novela corta Café Gijón, que se continúa convocando. Se agregaron para regentar el Café D. José García y D. José López de Brito, nietos de D. Benigno López, el barbero.

El Café se convirtió en un catálogo de tertulias, albergando a las primeras figuras de la literatura, artes plásticas, músicos, actores, bohemios, musas de mesa e intelectuales, componentes que en la partitura musical iban dejando las notas musicales de sus virtudes. Nombres míticos como César González Ruano, Severo Ochoa, Raúl del Pozo, Manuel Vicent, Manuel Alexandre, tantos y tantos …

El Café Gijón ha sido citado constantemente en libros, periódicos, películas, ha sido pintado por prestigiosos artistas. Se han escrito 12 libros al Café, destacando “Crónicas del Café Gijón” de Marino Gómez Santos, “La noche que llegué al Café Gijón” de Francisco Umbral y “La Ronda del Gijón”, libro testimonial de 17 personajes vinculados al Gijón recogidos por Marcos Ordoñez.

En 1963, todavía la nave capitaneada por Doña Encarnación, acomete una nueva reforma de ampliación, la hizo el arquitecto Francisco Inza. La novedad importante fue la incorporación de un restaurante en el sótano del local, “La Cripta Embrujada” obra que realizó forrando de madera de roble americano el sótano.
La vida del Gijón era notoria, donde en el precio de un café iba incluido el deseo de soñar y encontrar amigos.

En 1997 el Gijón cambió de dueños, músicos escribiendo la sinfonía gloriosa del Café, cuya partitura parece interminable. D. Gregorio Escamilla Saceda y sus hijos continúan al frente del Gran Café de Gijón, y aunque los tiempos y las circunstancias son otras la historia prosigue, y el nombre del Café Gijón continúa ampliando su eco más allá del ámbito de España, logrando rebosante popularidad. La historia continúa.

Hoy como ayer, el Gran Café de Gijón, en el bullicio gentil de sus tertulias, se suscitan las emociones, acogiendo a los soñadores, creadores, inventores, investigadores, habilidosos, inteligentes y artistas que han hecho del Gran Café de Gijón una cátedra humanidad en la que se manifiestan el talento, el ingenio y la amistad. El Gran Café de Gijón ha tenido un pasado histórico, vive un presente de tradición y continuidad, le espera un futuro de gloria.

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