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Cezarina Munteanu: «La herida también escribe, y a veces, cura»

Cezarina Munteanu: «La herida también escribe, y a veces, cura»
  • La poetisa hispano-rumana que traza un viaje del desgarro a la serenidad: una conversación sobre el amor roto, la reconstrucción del yo y el poder sanador de nombrar

Cezarina Munteanu pertenece a esa estirpe de autoras que hacen del lenguaje un territorio de redención. Su obra —reunida ahora en esta cuidada reedición de 2025— traza un viaje que va del desgarro a la serenidad, del temblor de la pérdida a la plenitud de la aceptación. En sus versos, la herida no es un punto final, sino el inicio de una revelación.

Cada uno de sus cinco libros representa una etapa vital, pero también una exploración estética: Instrucciones para olvidarte abre el ciclo de la memoria y la despedida; El amor es gilipollas desmantela los mitos románticos desde la lucidez y el humor; Corazón diamante ilumina la reconstrucción del yo herido; Lo que no digo en voz alta se adentra en los silencios que sanan; y Rincón de olvidos consagra una madurez espiritual donde la poesía alcanza su estado más puro: el de la comprensión.

Leer a Cezarina Munteanu es entrar en un territorio donde el dolor respira, donde la palabra no consuela pero acompaña, donde la belleza surge de lo inevitable. Su voz, a la vez íntima y universal, ha sabido tender puentes entre dos lenguas, dos culturas y dos modos de sentir. Es una autora que escribe con el pulso de la vida y con la conciencia de quien sabe que el amor, incluso roto, sigue siendo una forma de luz.

Esta reedición no sólo rescata su obra, sino que la proyecta hacia nuevas generaciones de lectores. En tiempos de ruido, su poesía nos recuerda el valor del silencio, la fuerza de la vulnerabilidad y la importancia de seguir creyendo en la palabra como espacio de encuentro.

 

ENTREVISTA

Con motivo del relanzamiento en España de su obra completa (otoño de 2025), la poetisa hispano-rumana Cezarina Munteanu nos recibe para hablar de su viaje poético, de las heridas que se transforman en palabras y de cómo el amor —en todas sus formas— atraviesa su escritura.

Pregunta: Cezarina, este otoño de 2025 se reedita toda tu obra poética en España. ¿Qué significa para ti este momento?

Respuesta: Es una vuelta al origen. Reeditar mis libros en España, el país donde he vivido, amado y aprendido a escribir en otra lengua, es cerrar un círculo vital y literario. Cada poemario representa una etapa de mi vida, un modo distinto de entender el amor, la pérdida y la identidad. Esta reedición no es sólo una recopilación: es un diálogo entre la mujer que fui y la que soy ahora.

P: Tus lectores te reconocen por esa mezcla de honestidad, ternura y crudeza. ¿De dónde nace tu voz poética?

R: De la necesidad de nombrar lo que duele. Escribir fue, desde muy joven, mi manera de sobrevivir a la ausencia y al desarraigo. Nací en Rumanía, pero encontré en España el idioma donde mi alma aprendió a hablar. Mi poesía nace de la herida, pero no se queda en ella; busca transformarla. Creo que el lenguaje tiene una fuerza sanadora cuando se usa con verdad.

P: Empecemos por Instrucciones para olvidarte, tu primer libro. ¿Cómo lo ves ahora, tantos años después?

R: Es un libro que todavía me duele, pero de una forma hermosa. Lo escribí como quien deja migas de pan para salir del bosque del desamor. Es una despedida en voz alta, una guía para olvidar que, al final, enseña a recordar con más ternura. En esa época, no sabía que olvidar también podía ser una forma de amar.

P: En El amor es gilipollas te atreves con una mirada más irónica y visceral. ¿Qué te impulsó a escribirlo?

R: La rabia. Y la risa, también. Quería desnudar los mitos románticos y mostrar el lado absurdo del amor cuando se vuelve dependencia. Ese libro es una autopsia emocional, pero también un gesto de libertad. Escribí sin filtros, sin buscar belleza: sólo verdad. Fue mi manera de decir “basta” al amor que duele más de lo que nutre.

P: Corazón diamante tiene otro tono: es más luminoso, más reconciliado. ¿Qué cambió en ti entonces?

R: Aprendí que el dolor no destruye, sino que pule. Después de romperme muchas veces, entendí que las grietas también dejan entrar la luz. Corazón diamante es un libro de reconstrucción: el amor que ya no se lamenta, sino que agradece. Es el momento en que una mujer se mira al espejo y se reconoce entera, incluso con las cicatrices.

P: En Lo que no digo en voz alta el silencio adquiere protagonismo. ¿Qué papel tiene el silencio en tu escritura?

R: El silencio es el lugar donde empieza la palabra. Escribir no siempre es hablar: a veces es escuchar lo que no se atreve a decirse. Este libro nació del duelo, de aceptar que no todo se cierra, que hay pérdidas que simplemente se aprenden a habitar. Es un poemario sereno, más maduro; en él comprendí que la poesía también puede curar.

P: Y llegamos a Rincón de olvidos, quizás tu obra más profunda y espiritual. ¿Qué representa para ti?

R: Rincón de olvidos es mi regreso al hogar, no geográfico, sino interior. Es el libro donde reconcilio mis dos lenguas, mis dos raíces, mis dos versiones. Escribirlo fue como volver a respirar después de un largo invierno. En sus páginas aprendí que la ausencia no es vacío, sino espacio para florecer. Habla del amor como una fuerza que transforma incluso la pérdida.

P: Tus cinco libros trazan una especie de mapa emocional: del desgarro a la serenidad. ¿Lo pensaste así?

R: No al principio. Pero al releerlos para esta reedición, vi el recorrido con claridad: Instrucciones para olvidarte es la herida; El amor es gilipollas, la rabia; Corazón diamante, la reconstrucción; Lo que no digo en voz alta, la aceptación; y Rincón de olvidos, la paz. Cada libro fue necesario para llegar al siguiente. Es, en el fondo, una biografía escrita con versos.

P: ¿Qué esperas que encuentren los lectores en esta reedición?

R: Que se encuentren a sí mismos. Que comprendan que el dolor no es el final de nada, sino una forma de crecer. Quiero que mis libros acompañen, que sirvan de espejo o refugio. No escribo para enseñar, sino para compartir el temblor de ser humanos.

P: Si tuvieras que resumir tu obra en una sola frase, ¿Cuál sería?

R: “La herida también escribe, y a veces, cura.”

P: Y para terminar, ¿Qué viene después de este otoño de reencuentros?

R: Un nuevo comienzo. Estoy escribiendo un libro que mira hacia la esperanza, hacia lo que permanece. Ya no desde la nostalgia, sino desde la gratitud. Creo que toda mi obra ha sido una preparación para eso: para entender que amar, al final, es seguir creando luz incluso desde la sombra.

 

 

   

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