En 1843, el genial Charles Dickens escribió su famoso “Christmas Carol” traducido en España como “Cuento de Navidad”. Unas cuantas generaciones después, su obra sigue siendo todo un clásico que se recuerda con especial popularidad en estas fechas navideñas. El protagonista de este cuento, el señor Scrooge, es un tipo egoísta y huraño, con potestad de hacer el bien, pero que obra mal. Hoy, en España, tenemos en Pedro Sánchez, nuestro particular señor Scrooge.

Volviendo al cuento… dejo para cada cual el recuerdo de las pasadas Navidades, a las que el primer espíritu de Dickens nos invita a viajar.

Abrazados a la estela del segundo fantasma del relato, nos damos de bruces con la presente Navidad. En ella, orquestado por nuestro particular señor Scrooge, ha dado comienzo el lamentable trámite de la funesta Ley de amnistía y aunque oposición y población española en general le pongan impedimentos múltiples para evitar su promulgación, la ley será una realidad, tangible y siniestra. Una realidad que carga contra el Estado de Derecho y la seguridad jurídica que se le debe exigir a un país desarrollado en el seno protector de la Unión Europea. La mayoría parlamentaria conseguida por Pedro Sánchez a base de cesiones contra natura y contra la propia identidad de España, heredada de innumerables generaciones anteriores, hacen que la catástrofe pergeñada sea inevitable.

Aunque solo fuera porque esta Ley la han dictado unos delincuentes en unas mesas llamadas de diálogo, ya constituiría un despropósito inmoral y arbitrario. Y no se trata solamente de borrar de la memoria los delitos cometidos por unos cuantos, sino de compensar a los criminales por el dinero público utilizado para cometer las tropelías.

Y después… nos encontraremos el fin último, aquel que ya se han encargado de pregonar, aunque el gobierno trate de ocultarlo, esto es, el referéndum de autodeterminación que, sin duda, completará el entramado independentista. Pero quizás esto se corresponda con las Navidades futuras. En el cuento de Dickens, Scrooge, al final obró bien. Pedro Sánchez no lo hará.