Excelencia itinerante
- Por Borja Gutiérrez Iglesias, alcalde de Brunete 2011-2019.
Sin duda, el mundo está lleno de belleza, solo hay que tener los ojos bien abiertos para poder verla. Me gusta ser consciente de ello y agradezco que tan cerca, en la Comunidad de Madrid, tengamos la posibilidad de ver y de sentir tanta belleza.
El escritor italiano Fabrizio Caramagna dice que “algunos lugares son un enigma, otros una explicación”. Yo, tal como he comentado en numerosas ocasiones, creo que la región de Madrid fusiona ser enigma y explicación, al mismo tiempo. Madrid merece infinitas miradas a sus campos, sierras y parajes, a su cultura y su arte, a sus callejuelas castizas y a sus rascacielos esbeltos, estandartes de su modernidad cosmopolita.
Pero Madrid también es belleza que rebosa sabores y aromas. La excelencia de sus vinos abrigados bajo la D.O. Vinos de Madrid, sus productos de la huerta, quesos y lácteos, cerveza, carnes, embutidos, legumbres, aceitunas, miel, dulces típicos… debe ser conocida y reconocida. Y en este punto, es de justicia poner en valor la gran labor que viene realizado la Comunidad de Madrid, con iniciativas como el mercado itinerante La Despensa de Madrid. Para mí, un viejo conocido, ya que he tenido el placer de recorrerlo numerosas veces por distintos municipios de nuestra región.
En esta ocasión me acerco hasta la bellísima localidad de Guadarrama. Respetando las preceptivas normas de seguridad sanitarias, me adentro en la Plaza Mayor donde se hallan ubicados los diferentes puestos de este singular mercado itinerante. De nuevo, es tiempo de apreciar la belleza…
Esta localidad de origen árabe, recibió en título de Villa por Fernando el Católico en el año 1504. Situada en un lugar estratégico, es de paso obligado hacia tierras segovianas. Un enclave en plena sierra que rebosa naturaleza, agua y aire puro. La plaza Mayor alberga el Ayuntamiento que destruido durante la Guerra Civil fue posteriormente reconstruido por Regiones Devastadas. Cobijado bajo la sombra de su emblemático y centenario olmo, uno de los más antiguos de toda la Comunidad de Madrid, observo la arquitectura de piedra del edificio consistorial cuyo perímetro abarca cinco lados de un semi octógono, guarnecido por soportales en la planta baja y con dos torres en los extremos.
Guadarrama derrocha sobriedad a través de su patrimonio arquitectónico en el que compiten en belleza sus plazas, fuentes, iglesias y hasta un puente del siglo XVIII y, a la vez, denota la algarabía de una villa turística con una fabulosa oferta comercial y hostelera.
Es sábado por la mañana y a la Plaza Mayor no dejan de llegar gentes que, como yo, han venido a disfrutar de los productos de Madrid en este marco tan especial. Y llegados a este punto, hoy la protagonista indiscutible es la sabrosa carne de Guadarrama, con Indicación Geográfica Protegida (IGP) que garantiza su calidad y que corresponde a unas razas determinadas: avileño, charoles y limusín. Cada vez los madrileños vamos apreciando más esta carne por sus características tan especiales como son su color rojo intenso, su jugosidad y ternura. Y cada vez, va siendo más apreciada tanto dentro como fuera de nuestra Comunidad, precisamente gracias a iniciativas como La Despensa de Madrid.
La Comunidad de Madrid decidió hace unos años apostar de forma férrea por impulsar nuestro sector agroalimentario y las distintas iniciativas destinadas a poner en valor el producto madrileño, como este mercado itinerante, siguen creciendo y consolidándose de manera sustancial.
El objetivo principal de La Despensa de Madrid es que tanto madrileños como visitantes puedan conocer directamente de manos de los productores nuestra mejor oferta agroalimentaria. Los visitantes preguntan y curiosean, hoy compran y mañana recomendarán. Y es que, además, comprando productos locales se contribuye a dinamizar la economía de las zonas rurales, a generar empleos sostenibles y a impulsar el desarrollo rural. Un claro ejemplo son los muchos visitantes que vienen a disfrutar del mercado itinerante, aprovechan para conocer el entorno y, naturalmente, llegado el mediodía, completan la jornada degustando la cocina que se elabora en los fogones de alguno de los restaurantes típicos que les aguardan con sus puertas abiertas.
¡Casualmente ya es mediodía! Tiempo de experimentar la belleza de sabores y aromas, tiempo de deleitarnos con la carne de Guadarrama y de los magníficos productos de la tierra madrileña.