Becerril de la Sierra, en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama

Becerril de la Sierra, en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama

Becerril de la Sierra perteneció al Real de Manzanares, logrando el reconocimiento de villa allá por el año 1636.

La sierra siempre es un buen refugio para el urbanita, especialmente en esta época del año en la que el calor hace arder el asfalto y el hormigón de la gran ciudad. Así, pues, ponemos rumbo hacia la Sierra de Guadarrama en post de un nuevo descubrimiento de nuestros bellos y tranquilos pueblos de la Sierra Madrileña. En esta ocasión recorreremos 50 kilómetros hasta llegar a pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, donde en un valle de gran belleza podremos dar con un municipio muy especial: Becerril de la Sierra.

Durante el corto y tranquilo trayecto, nos documentamos para conocer algo de la historia de nuestro próximo destino. Al igual que muchos de los municipios que estamos presentando en esta serie de artículos sobre los pueblos de la Sierra Madrileña, este parece ser que fue fundado por pastores segovianos, debido fundamentalmente a la riqueza y facilidad de acceso a los pastos. Becerril de la Sierra perteneció al Real de Manzanares, logrando el reconocimiento de villa allá por el año 1636. Es de destacar que en sus alrededores podremos encontrar vestigios de múltiples civilizaciones que, de un modo u otro, han ido dejando sus históricas huellas en su orografía. Así podemos hallar puentes y calzadas romanas, molinos centenarios, mezquitas, iglesias y ermitas de la Edad Media, entre otras.

Sin embargo, mucho ha cambiado de los tiempos de la independencia del Real de Manzanares a los actuales, pues al llegar a la población descubrimos un municipio moderno, lleno de rincones con encanto y donde sus habitantes han sabido aunar el presente con el pasado. Se trata de un pueblo serrano, apacible y acogedor donde sus clásicas construcciones serranas contrastan con un entorno natural que inevitablemente llena de paz y serenidad al viajero.

Empezamos, como es habitual, en el Ayuntamiento situado en la Plaza de la Constitución. Se trata de un edificio singular y muy bonito que cuenta con soportales a base de columnas de madera, destacando sobre el conjunto su tejado de pizarra negra donde, en su fachada principal, encontramos un reloj, además de una gran veleta cuando menos curiosa. Paseamos despreocupados, pues el lugar invita a ello, dejándonos embriagar por la tranquilidad y el entorno natural que se puede divisar desde casi cualquier parte de la población. Llegamos así a la Fuente de los Cielos que fue construida en el año 1955, como se puede leer en la placa de la propia construcción granítica. Sin duda su característica principal es la bola de piedra que la corona, sin obviar el lugar en el que se levanta, el cual destaca por la agradable sombra que proyectan los árboles que allí podemos encontrar.

De aquí, nos dirigimos pausadamente hacia otra fuente. Por lo visto, esta también cuenta con una bola en lo alto de la construcción, no en vano es llamada la Fuente de la Bola. Alcanzamos nuestro objetivo en poco tiempo y hallamos una fuente construida, como la anterior que hemos visitado, en piedra, con un pilón rectangular y que, efectivamente, está coronada por una bola de piedra. Las aguas que de ella salen vienen directas de nuestra querida y agraciada Sierra de Guadarrama, motivo suficiente para hacer un alto en nuestro camino y refrescarnos un poco.

Proseguimos, tras nuestra corta parada, en busca de la Iglesia de San Andrés Apóstol. Se trata de una construcción barroca rural con influencia herreriana realizada entre los siglos XVI y XVII y finalizada, como se ve en la portada, en el año de 1609. Está realizada en granito en una sola nave y cuenta con tejado de teja roja, destacando la gran espadaña y, como no puede ser de otro modo, su nido de cigüeñas en lo alto.

Continuamos volviendo sobre nuestros pasos y dejando atrás la sencilla, pero muy bonita iglesia de Becerril de la Sierra. Nuestro siguiente destino será la Fuente de los Caños, hoy conocida como Fuente del Francés, a la cual llegamos tras un deambular pausado entre las calles con el sabor y aroma serrano que transmite esta localidad. Como todas las fuentes de los caños que hemos visitado en nuestros pueblos de la Sierra Madrileña, esta se encuentra realizada en granito y fue construida en el año de 1889, más tarde reconstruida en 1982, el entorno sin duda es idílico.

Finalizamos, de este modo, nuestra agradable visita a Becerril de la Sierra, pero no queremos marcharnos sin pasar por una construcción muy especial, la Iglesia de Nuestra Señora del Valle. Para ello cogemos el coche y en menos de cinco minutos alcanzamos nuestro destino. Se trata de un templo construido en la década de los 60 del siglo pasado, gracias a la iniciativa popular. Su estructura y colores del hormigón simbolizan la montaña y, sin duda, se encuentra perfectamente integrada con el entorno donde se halla situada. Sin embargo, lo que más destaca y llama la atención, son sus formas triangulares y sus inclinados muros. Una iglesia, qué duda cabe, diferente que ahonda en lo que ya habíamos mencionado al principio de este artículo. Becerril de la Sierra es un municipio que ha sabido aunar el presente con el pasado a la perfección.

Ahora sí, debemos regresar a la ciudad y lo hacemos con la nostalgia de dejar atrás un lugar que invita al descanso y a la reflexión. Un municipio de nuestra Sierra Madrileña que no se puede dejar de conocer.

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