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Querido Miguel Ángel

Querido Miguel Ángel

 

Querido Miguel Ángel:

Hace 25 años, mientras unos cobardes te quitaban la vida, yo era un joven de 18 años que vivía en Galicia y que se sobrecogió con el secuestro, las amenazas y tu asesinato a cámara lenta. Seguí, como toda España, esas horas inciertas por la radio y la televisión, con el corazón en un puño y la esperanza de un feliz desenlace. No fue así, y la rabia y la indignación que sentí la vi también, multiplicada, por toda España. Había nacido el Espíritu de Ermua. En el País Vasco, en Navarra, en Madrid, y por todo el país, aquellos que en otras ocasiones, por miedo, habían tenido que bajar la mirada ante los matones, se vieron tan reconfortados y acompañados, que por fin pudieron alzar la voz. “¡ETA, escucha, aquí tienes mi nuca!” gritaban con fuerza y determinación, hartos de la amenaza, el chantaje y la violencia.

Jamás pensé que años después tendría la oportunidad de conocer y tratar a tu hermana, a la que durante esos días todos vimos en televisión, completamente rota. Ni que conocería y gozaría de la amistad de otras víctimas, como Daniel Portero, a quien los mismos cobardes arrebataron a su padre de dos tiros por la espalda por defender la ley y ser una persona decente. O a muchos otros a los que hicieron la vida imposible quemándoles el coche o la casa, y a algunos a quienes intentaron matar sin éxito. He tenido la suerte de conocer a concejales, periodistas, policías, militares, y familiares de todos ellos que me han contado cómo era sobrevivir y defender la libertad en esa tiranía.

Querido Miguel Ángel, tu muerte supuso el principio del fin de la banda que desde ese día fue perseguida en todos los frentes posibles: económico, policial, judicial, legislativo, y social. ETA lo tuvo muy difícil y terminó anunciando primero que dejaría de matar, y unos años después, su disolución final. Matándote a ti, habían empezado a destruirse a ellos mismos.

Lamentablemente, no todo son buenas noticias. De la misma manera que nunca imaginé conocer a gente tan extraordinaria, jamás pensé que 25 años después de esos días, la mayoría de los jóvenes españoles no sabría quién fuiste, ni que vería al Gobierno de España pactando con los herederos de quienes te dispararon a traición y mataron también a socialistas valientes como Fernando Múgica, Fernando Buesa o Ernest Lluch.

Tampoco pensé que me vería contando votos en un pueblo del País Vasco bajo la mirada y la sonrisa de los representantes de Bildu, partido formado por etarras y otros que nunca han condenado su violencia, mientras sus montones se hacían más y más grandes, y los votos del PP o el PSOE eran residuales.

Pero el pacto del gobierno de Sánchez para reescribir la historia de la transición ha sido demasiado. La mayor infamia política de la historia reciente de España pretende que los amigos de los asesinos nos digan que la transición no fue un ejemplo de reconciliación y que ETA tenía explicaciones políticas.

Afortunadamente, Miguel Ángel, la memoria es individual, no colectiva, y yo recuerdo bien cómo unos vascos terroristas trataron de aniquilar a otros vascos que no lo eran. Recuerdo un proyecto totalitario, racista y excluyente que sigue vivo porque quienes persiguen los mismos objetivos, y no condenan los medios violentos, cada vez son más poderosos. Condicionan al gobierno de España y están muy cerca de gobernar en un País Vasco donde los homenajes a los asesinos y el acercamiento de los presos les pone de nuevo en una situación favorable.

Por eso es importante que sigamos hablando de ti, que te convertiste sin quererlo en miembro de todas y cada una de nuestras familias. Que hablemos de Gregorio Ordoñez, de Manuel Zamarreño, o de tantos otros héroes que dieron su vida por los demás. Mientras sigamos recordando, no habrá ley que consiga imponernos una realidad falsa para pervertir nuestro futuro, porque la mejor ley de memoria democrática es la Constitución de 1978, que fue y es el mejor instrumento para que todos vivamos en paz y libertad, a pesar de los salvajes que mataban, los cobardes que les ayudaban y los miserables que siguen sin condenarlo.

Hasta el año que viene, amigo.

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Carlos Díaz-Pache

  Director General de Cooperación con el Estado y la Unión Europea de la Comunidad de Madrid