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Padres decadentes 2.0

Padres decadentes 2.0

 

El fin del curso está ya a la vuelta de la esquina y algunos sentimos alivio. No porque por fin llegue ese descanso merecido y sanador (que también), sino porque nos alejamos durante un tiempo de esos problemas que nos enredan el día a día, nos enfangan y desgastan la mente con miedos y con realidades duras, complicadas.

En el caso de padres con niños especiales, las situaciones que se presentan a diario superan ampliamente cualquier aventura de ficción. Hay discapacidades que presentan patrones constantes tanto de rutina como de comportamiento, pero existen otras en las que las familias padecen debido a su imprevisión y rigidez. Los peques sufren y la familia también. Poca gente sabe que en algunas asociaciones se ofrece soluciones tipo "respiro familiar" en las que durante unos pocos días, el niño acude a un piso donde le cuidan estupendamente mientras su familia puede recomponerse mentalmente y prepararse para la siguiente maratón de cuidados.

Los colegios tienen un papel fundamental en esta ayuda; en aquellos que cuentan con integrador social, se trabaja y se promueve en el resto del alumnado la comprensión y empatía hacia su compañero o compañera discapacitado. Se intenta abonar ese campo en las mentes de los niños para que cuando sean adultos se recoja una buena cosecha de comprensión y entendimiento hacia esa parte de la sociedad. Les invitarán a quedadas, conciertos, eventos sociales, cumpleaños de estas personas y acudirán armados de paciencia, con la armadura educativa que les dieron hace años en el cole: entenderán que una persona con autismo tiene dificultades para expresarse, entender frases con doble sentido, que son más lentos a la hora de procesar la información, tendrán lapsus o despistes que rocen directamente o entren de lleno en un TDA de manual pero estos amigos lo sabrán y serán comprensivos, hasta les harán alguna broma en la que las dos partes se reirán seguro.

Tengo envidia ya de esas generaciones futuras, lo confieso. Lo que tenemos en la actualidad es triste, decadente y falto de humanidad. Somos padres 2.0 con infinidad de grupos de WhatsApp, especialmente con personas y padres de nuestra clase del colegio en los que se organizan fiestas de cumpleaños con falta de delicadeza a la hora de pensar planes en los que todos puedan participar y donde se compite de manera malsana para ver quién tiene mejores notas o quién ha sacado el mejor tiempo en natación. Temo “como a un nublado” a estos grupos de WhatsApp asamblearios y democráticos en los que los padres toman las decisiones que afectan a sus hijos buscando la aprobación de los demás, intentando no molestar (no se sabe muy bien a quién) y donde las madres directamente manifiestan su deseo de que todos los niños se vistan, dibujen, canten, se disfracen y entreguen un regalo al profesor en igualdad de importancia. Todos los flanes con el mismo molde. No destaques con otra idea o pensamiento, no sea que vayas a molestar al resto. Sin tener en cuenta que prácticamente ya en todas las clases existen alumnos con algún tipo de trastorno a los que les es imposible mimetizarse en esa fábrica de “flanes igualitarios” que nos quieren vender como buenos. La riqueza está en la diversidad y eso lo entenderán generaciones futuras, gracias a la educación que se les habrá proporcionado y de la que sus padres modernos y 2.0, por desgracia, carecen.

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