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En España se ha puesto el sol

En España se ha puesto el sol

 

Hubo un tiempo en que España se hacía respetar. Y no me refiero a la época del imperio en el que no se ponía el sol, sino a fechas mucho más recientes. Con el gobierno de José Mª Aznar, la provocación de Mohamed VI al invadir el islote de Perejil apenas duró unas horas. El gobierno de España mantenía excelentes relaciones con Estados Unidos y con Francia, lo que le permitió, tras las gestiones diplomáticas pertinentes, desplegar una operación militar en la que, en apenas veinte minutos, y sin disparar un solo tiro, nuestra Infantería de Marina recuperaba ese enclave de soberanía española.

Nada que ver con lo que ocurre ahora. La torpeza de Pedro Sánchez nos va generando enemigos con cada decisión que toma. Enfureció a los marroquíes cuando introdujo clandestinamente en nuestro país al líder del Frente Polisario y no supo reaccionar ante la respuesta de Rabat: diez mil magrebíes asaltaron Ceuta.

Pero aún empeoró las cosas cuando trató de deshacer el entuerto que él mismo había organizado. Rompiendo cuarenta años de prudencia en política exterior, cambió el criterio y entregó el Sahara Occidental a Marruecos en un intento de hacerse perdonar. Y lo único que ha logrado es que Argelia, que es nuestro principal suministrador de gas, haya suspendido el Tratado de Amistad y bloqueado las relaciones comerciales con nuestro país. Y, además, en el peor momento, cuando la invasión de Ucrania pone en cuestión el abastecimiento de gas ruso a Europa.

Fue Josep Tarradellas quien lo dijo: “En política se puede hacer de todo, menos el ridículo”. Pedro Sánchez debería tomar nota de la máxima y evitarnos a todos el bochorno internacional.

Pero lo peor, más allá del sonrojo, es que está dejando España hecha un solar. Difícil lo tendrá quien le sustituya en Moncloa para recomponer los restos de una nación.

Los ciudadanos se desayunan cada mañana con un nuevo disparate y muchos se siguen preguntado si Sánchez lo hace por estulticia, por sevicia, por insensata chulería, o porque alguien le extorsiona con la información que le robaron al hackearle el teléfono.

Con Sánchez, en España, se ha puesto el sol.

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